La Iniciativa Yasuní-ITT, la misma que cuenta con más del 80 % de aceptación del país, pende de un acción u omisión de la Asamblea Nacional.
Ya hubo una omisión cuando la Asamblea, usando una mayoría política, se negó a denunciar la licencia ambiental con la que PetroAmazonas opera en el bloque 31, licencia que requería de una autorización de la Asamblea Nacional. Esa omisión permitió el avance del Plan B.
La Asamblea Nacional en aplicación al Art. 407 y considerando que ya se ha pronunciado en dos ocasiones por la opción de NO explotación del crudo del ITT (14 de marzo del 2008 y 8 de diciembre del 2009), debería responder en derecho con la protección de la naturaleza y de los pueblos en aislamiento voluntario, y si hay duda sobre cuál es el interés nacional, entonces con una consulta popular.
La Asamblea Nacional tiene un rol frente a la sociedad, no es un apéndice del ejecutivo, es un escenario de deliberación pública, que debe reflejar la pluralidad social y política del país. Si hay un tema discutido a nivel nacional, en el que los actores políticos, partidarios y sociales se han pronunciado, ese el Yasuní. Esto tiene profunda relevancia casa adentro y casa afuera. Cada ecuatoriano al interior del país y fuera de él ha sentido el orgullo de ser parte del Yasuní. Con diferentes modalidades, niños y niñas, jóvenes y adultos se ha pronunciado en más de una ocasión.
Explotar el Yasuní significa renunciar a la que ha sido considerada como la gestión más importante del gobierno, si la iniciativa no recibió el dinero esperado es por exclusiva responsabilidad de la propia acción gubernamental que no pudo evitar que salga al público el Plan B y sus avances, y que no logró una respuesta coherente, pero esto no le autoriza para extraer el crudo dentro del Parque.
No es que el mundo no entendió la iniciativa, es que el gobierno no pudo impulsarlo por falta de convencimiento y de garantías.
Si el presidente decide presentar su petición fundamentada para la explotación del crudo, es la Asamblea la que debe tramitar el permiso y debería, en acto de buena fe, convocar a una consulta popular.
Para proceder a una consulta plenamente informada deberemos los ecuatorianos saber varias cosas:
¿Quién explotará el petróleo del Yasuní?
Los hechos demuestran un interés demasiado grande por parte de las empresas Chinas. Hicieron el plan de explotación; ya están en el bloque 14 que conecta las zonas antiguas con el ITT; participan en el consorcio del bloque16, junto con Repsol y están explorando en el bloque 31.
¿Cómo evitarán los daños al ambiente y la naturaleza?
Tanto las empresas transnacionales como la empresa nacional, tienen registros de daños gravísimos, en su momento todos han dicho que se utilizaba tecnología limpia. Sólo en el caso Chevron-Texaco son más de 19.000 millones de dólares los que deberían pagarse por reparación. ¿Quién asumirá estos costos?.
¿Quién defenderá los intereses del país?
Con el caso Chevron-Texaco se ha puesto en evidencia que las empresas petroleras no solo causan daños ambientales y sociales, sino que para mantener la impunidad, recurren a diferentes formas de ataque, difamación y presión a los Estados.
¿Cómo garantizarán la vida de los Pueblos en Aislamiento Voluntario?
La presencia actual de operaciones, el ruido y la presencia de terceros en su territorio ya ha creado situaciones críticas de violencia y muerte. La única forma de garantizar la vida de los pueblos aislados, conforme a las regulaciones internacionales, es la no intervención en sus territorios. Estos pueblos cuentan con garantías de protección especiales.
¿Cómo se devolverán las contribuciones ya recibidas?
Mucha gente, niños incluidos, entregaron contribuciones para la no explotación del crudo. Ha habido publicidad, compromisos éticos, inversiones en investigaciones, gasto público…¿cómo se van a cerrar las cuentas?, quién asumirá la responsabilidad a satisfacción de los donantes de esas contribuciones.
Conformarse con el argumento de «se explotará de manera responsable»; «se utilizará tecnología de punta»; «se hará extracción con perforaciones horizontales»; «se mantendrá un manejo adecuado de desechos», son las clásicas falacias de la industria petrolera. Y cuidado con una nueva falacia, planteando que se mantendrá el Yasuní conservado con proyectos Redd, tema prohibido por la Constitución.
La única salida con dignidad, democracia y justicia es la no explotación del ITT y si hay dudas, la consulta popular.