El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha anunciado recientemente al mundo que estaba terminando el sexto año de la iniciativa para evitar la perforación petrolera en una zona crítica de la Amazonia: el Bloque ITT del Parque Nacional de Yasuní. En su discurso y en el decreto que lo acompaña el presidente enfatizaba en que la explotación afectará a menos de un 1% del parque. En posteriores comentarios, el presidente Correa indicaba que el impacto del área sería menos del 0,001%. Por lo tanto, el nuevo gobierno explica que habría mínimo impacto con máximo beneficio. Nosotros contraargumentamos que los impactos relacionados con la biodiversidad, los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y el cambio climático podrían ser graves.
Está estimación inicial puede parecer, en efecto, pequeña, pero es engañosa. Un estimado 50% (aproximadamente 460 millones de barriles) del petróleo del ITT se encuentra más al sur, en el campo Ishpingo. Un nuevo informe del gobierno confirma que se extenderán operaciones a Ishpingo, con la construcción de más de cinco nuevas plataformas perforadoras en el corazón del parque (ver el mapa). El informe indica que el impacto directo podría aumentar a más de 200 hectáreas. Aunque es un bajo porcentaje del parque, la eliminación de 200 hectáreas de la demostrablemente selva tropical con más biodiversidad del planeta representa un impacto ecológico significativo. Además, si esta expansión incluye los campos petrolíferos en la parte sur del Bloque 31, el adyacente al ITT, entonces el área de impacto directo podría aumentar sustancialmente.
Por lo tanto, los porcentajes son engañosos. El desarrollo del petróleo ya provoca un impacto sustancial en determinadas partes del parque. El ITT y el Bloque 31 representan lo que debería ser un corazón intacto que conectase con las dos zonas estrictamente protegidas e intangibles de Ecuador (ver el mapa).
Mapa del subtítulo: plan de desarrollo de ITT según documentos del gobierno y estudios de impacto ambiental.
Plan de desarrollo de ITT según documentos del gobierno y estudios de impacto ambiental.
Lo más preocupante de todo es que el decreto no prohíbe la construcción de carreteras. Las carreteras de acceso a veces inician una deforestación segundaria significativa, particularmente en Ecuador. A pesar de que el plan de desarrollo inicial para Tambococha emplea una línea de flujo sin carreteras, no hay una garantía de que Petroamazonas, la compañía encargada del desarrollo del ITT, no construya carreteras de acceso a Ishpingo.
Las preocupaciones sobre las nuevas carreteras de acceso tienen precedentes recientes. En el 2012, mientras representantes del gobierno hablaban de la importancia de la extraordinaria conservación del área del ITT para el mundo, Petroamazonas construía 19 km de nuevas carreteras de acceso al Bloque 31, un área con las mismas características de extraordinaria conservación. Estas mismas carreteras fueron, desde 2004 hasta 2006, el tema de una intensa batalla argumentada científicamente y la comunidad de conservación pensó esta batalla había terminado victoriosamente, ya que el gobierno de Ecuador prohibió su construcción. Seis años después, como si el largo debate nunca hubiera tenido lugar, Petroamazonas construyó las nuevas carreteras en el parque mientras solo unos pocos le prestaban atención. Una repetición de esta actuación podría ocurrir fácilmente en el ITT.
Volviendo a Ishpigo, incluso si Petroamazaonas no construyese una nueva carretera, habría una amenaza crítica para los Tagaeri y los Taromenane, los pueblos indígenas semi-nomadas que viven en un aislamiento voluntario en la Yasuní profunda. En 1999, Ecuador creó una «Zona Intangible»: un área fuera de los límites de la extracción petrolífera para proteger su territorio de las fronteras expansivas del petróleo.
Desafortunadamente, Ishpingo, junto con los campos del petróleo del sur del Bloque 31, se extienden por la Zona Intangible. De hecho, la nueva propuesta de plataformas de perforación de Ishpingo se extiende exactamente por el límite de la Zona Intangible (ver mapa). Así pues, incluso los impactos aparentemente menores, como los helicópteros o los ruidos de las plataformas de extracción, pueden tener un profundo efecto negativo. Además, los impactos de contaminación del petróleo o los de contacto directo con humanos pueden ser mortales. Los riesgos para la salud para los grupos fuera de contacto debido a su falta de inmunidad a enfermedades infecciosas están probados.
Por último, destacamos las implicaciones climáticas. Una de las partes más innovadoras de la iniciativa Yasuní-ITT era que el comité de gobierno prevendría de las emisiones de dióxido de carbono, que serían 410 millones de toneladas métricas, dejando grandes reservas petrolíferas en el suelo. Renunciar a la extracción de reservas de gas y petróleo, particularmente en los ambientes de bosques tropicales con abundantes zonas de biomasa, podría suponer una importante contribución a la mitigación el cambio climático.
En conclusión, la declaración del presidente Correa de que la plataforma ITT solo tendrá un pequeño impacto directo pequeño es engañosa. No nos oponemos necesariamente a todo el desarrollo, recientemente se publicó un estudio científico examinado por especialistas sobre el potencial de las mejores prácticas para minimizar los impactos de la perforación petrolífera en la Amazonia. Sin embargo, este estudio también habla sobre la importancia de considerar los factores ecológicos y sociales a la hora de decidir dónde perforar. Considerando estos factores, las secciones que permanecen intactas del Parque Nacional de Yasuní, tales como el Bloque ITT, representan el ejemplo perfecto de dónde no debería llevarse a cabo la perforación.
Autores: Matt Finer, Center for International Environmental Law; Clinton Jenkins, Universidad del estado de Carolina del Norte; and Varsha Vijay, Universidad de Duke